Shot: Ciclotimidez Acotada

El subte me podría dar de comer toda la vida tranquilamente, bueno, algunos lo hacen, no?
Esta chica como verán estaba con cierto nivel de alteración. De qué tipo, no puedo asegurarlo, pero le chorreaba la preocupación.
Ella venía muy a lo Milo, con su anotador en el regazo, y una birome cuyo capuchón repartía sus ratos entre el anotador y su boca. De pronto, el duende que habita en sus semi-rulos le di instrucciones precisas que ella inmediatamente acató. "Mata... mata!", parecía gritarle, y ella lo hizo. Tomó el anotador y comenzó a tirar violentamente de sus hojas de alto gramaje. En su avaricia, trató de quitarlas todas juntas, pero el anillado de alambre blando cedía y se retorcía en muestras de dolor pero ni él ni las hojas aceptaban el divorcio. Ella insistió y como toda persona sensata, loca sí, pero capaz de raciocinio, comenzó a arrancar las hojas una a una. Tomó ritmo, entró en modo aggro, y volvió a tirar de todas las que quedaban, pero aún eran demasiadas para el pobre espiral barato.
Insistiendo y persistiendo, ella logró ganar la batalla y todas las hojas habitaban ahora en su mano, desprendidas de su compañero. Las dobló en cuatro de modo torpe sin apretarles las divisiones y las guardó sueltas en su cartera.
El espiral y las tapas de cartón sin decorar, las guardó desprolijamente en otro compartimiento, y volvió a su pose de relajo.